¿Es que no somos? Migrantes, impuestos y Schengen.

 

¿Es que no somos? Migrantes, impuestos y  Schengen.

 

Manuel Ángel Santana Turégano

 

 

Un fantasma recorre Canarias: el fantasma del populismo. La indignación se extiende como la pólvora entre quienes sienten que Europa y España les abandonan ante la migración ilegal. En un contexto de miedo e incertidumbre generado por la pandemia hay quienes piensan que Europa ha condenado a las islas a convertirse en parapeto en el que contener la inmigración ilegal, con la complicidad del gobierno español. Enarbolando el populismo, algunas opciones políticas plantean: ¿es que no somos España? ¿Es que no somos Europa?

 

Si bien es comprensible que la mayoría de ciudadanos no se haya leído el actual Estatuto de Autonomía, y que no estén al tanto del encaje en la UE de las regiones que, como Canarias, no están ubicadas geográficamente en el continente europeo, el que formaciones políticas que han participado en la gestación de éste hagan estas pregunta retóricas no puede entenderse más que como una manifestación de populismo. No, Canarias no es España, Canarias no es Europa. Y no sólo porque el archipiélago esté a más de mil kilómetros de donde termina Europa, sino porque el actual Estatuto de Autonomía de logra la cuadratura del círculo de conseguir que en nuestra ley fundamental a los canarios se nos considere a la vez iguales al resto de españoles (y europeos), a la hora de recibir servicios y tener derechos, y distintos, a la hora de pagar impuestos.

 

Basta consultar la Wikipedia para comprobar que, de entre los distintos Territorios Especiales de la Unión Europea, la amplia mayoría están incluidos en la Zona Común de IVA de la UE, también Madeira y Azores con la que a menudo queremos compararnos. Para encontrar una situación similar a la nuestra tendríamos que ir a departamentos franceses de ultramar como Reunión, o Martinica. Similar en los impuestos que se pagan, pero tengamos en cuenta que ninguno de esos territorios tiene ni la mitad de la población o la economía de Canarias, y “pertenecen” a un país, Francia, cuya población y economía es al menos un 25% mayor que la de España. Y no, no vale decir que Francia es un país centralista y España es uno más de tipo federal: en Alemania, país puesto a menudo como ejemplo de federalismo, sería impensable que uno de sus Lander, con más del 4% de la población, con ciudades que están entre las 10 más importantes del país y que es una potencia en la industria en que el país es potencia mundial (lo que sucede en Canarias con el caso del turismo español) no pagara el IVA. En toda España, también Cataluña, País Vasco y Navarra, se paga IVA, salvo en Canarias, y es por eso que a nivel logístico- aduanero no somos España.  

 

“No taxation without representation” decían los norteamericanos a los que el querer tener unos impuestos distintos a los del Reino Unido les llevó a una guerra de independencia hace 250 años. En Canarias hemos logrado tener impuestos distintos sin guerras y sin independencias. Quizá, entre otros motivos, porque la mayoría de la población no está por la independencia, lo que para muchas personas se relaciona con el temor más o menos difuso de que el día en que el Estado y el Ejército español dejaran de “proteger” las islas nuestro vecino más cercano tendría pretensiones sobre nuestro territorio. Y si parte de lo que gana Canarias estando en España (y Europa) cae dentro del terreno de lo geoestratégico lo mismo puede decirse al revés, no es que les salgamos rentables, pues al fin y al cabo nos garantizan exenciones fiscales a la vez que igualdad de derechos. Son razones de otro tipo, entre otras las de carácter geoestratégico, las que hacen que les resulte interesante que unas islas situadas a más de 1.000 kilómetros del final de Europa sean territorio europeo. Y ésa es la única causa de que ahora lleguen tantos migrantes a Canarias, ser territorio español y europeo, pues en su inmensa mayoría no es que quieran quedarse en este “vergel de belleza sin par”.

 

Nuestros políticos, más que agitar el fantasma del populismo y la indignación añadiendo leña al fuego, deberían de ayudar a hacernos comprender algunas verdades incómodas. Y los canarios, antes de indignarnos porque la UE, como parte de la política exterior comunitaria, pueda acabar convirtiéndonos en centro de retención de inmigrantes, deberíamos entender que nos pagan, entre otras cosas, por ser un instrumento de la misma, también por tener un pedazo de territorio dentro de la UE con clima sub tropical al que mandar a la gente de vacaciones. ¿Cómo ha de entenderse la solidaridad inter territorial? Los canarios circulamos por autopistas, paseamos por centros urbanos y viajamos a través de puertos y aeropuertos construidos no sólo con nuestros propios impuestos sino, también con la aportación de los del resto de españoles y europeos. El populismo en Canarias querría mandar a los migrantes a Madrid, Barcelona, o  Frankfurt, que es donde en realidad quieren ir. El populismo en Frankfurt, Madrid o Barcelona preferiría que se quedaran en Canarias, “que para algo nos pagan”. El populismo, que dice defender los intereses del pueblo, se caracteriza por la simplificación de lo complejo. La simple pregunta “¿es que no somos España, es que no somos Europa?” tiene en realidad una respuesta compleja. Quizá los migrantes dejarían de llegar automáticamente si dejáramos de ser espacio Schengen, como los territorios franceses de ultramar, pero ¿afectaría eso al turismo? La respuesta a la migración, que es un problema complejo, no puede ser simple. De momento podrían empezar algunos políticos por no crear más malestar, haciéndonos sentir “abandonados”, incidiendo en lo que nos separa, porque es mucho lo que nos une.  Y, si lo hacen, sean consecuentes, y planteen soluciones, como quizá la salida de Schengen, y no solo problemas.  

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