Sé quien puedas ser
Sé quién puedas ser
Aunque tengas la genética, si no te sacrificas
y entrenas no llegarás a campeón(a). Pero, aunque te sacrifiques y entrenes
mucho, si no tienes la genética adecuada tampoco llegarás a campeón(a)
Quieres de verdad a tus padres cuando
aceptas que hicieron lo que pensaban que era lo mejor para ti, aunque ahora
sepas que estaban completamente equivocados. Como buenos hijos de la época en
que les tocó nacer, mediados del siglo XX, mis padres fueron unos fervorosos
creyentes en la idea de la tabula rasa. Esta plantea que la naturaleza humana
es completamente maleable, que no tenemos tendencias y condiciones innatas. La
época que les tocó vivir, finales del XX y principios del XXI, les acabó de
convencer aún más de que "Nothing is
impossible", que quien no logra el éxito, la felicidad y todo lo que
se proponga es un flojo(a) que no se esfuerza lo bastante. Y así me criaron a
mí.
Los seres humanos somos unos animalitos que, ahora sabemos, heredamos de nuestros antepasados unas cuantas cosas, incluso aunque no nos hayan dejado en su testamento una casa en la que vivir y un par de pisos que podamos alquilar para vivir de las rentas. A mi madre su padre le dejó su pelo rubio en herencia. No salió tan alta como él, pero sí más que su madre, que era bajita. Nuestros progenitores no sólo nos dejan en herencia los rasgos definitorios de nuestro aspecto, sino también de nuestro temperamento. Mi abuelo, que era un marino nacido tierra adentro, y que se pasó buena parte de su vida embarcado y leyendo, me dejó en herencia, a través de mi madre, la pasión por la lectura, la curiosidad por saber y, posiblemente, un temperamento un tanto retraído y abstraído de preocuparse mucho por qué dirán de mí. Supongo que, si tu temperamento es que te importen lo justo otras personas, pasarte muchas horas en alta mar es un entorno adecuado en el que prosperar.
Recientemente lo he pasado bastante mal. Entre sexenios, acreditaciones y oposiciones me he tenido que preocupar de justificar todas las cosas fantásticas que he hecho en mi carrera laboral (he tenido que intentar venderme, vamos). Cuando te pasas mucho tiempo haciendo cosas que van contra tu naturaleza eso al final te hace sentir mal. Aunque a menudo no te queda otra que adaptarte, creo que nunca se me han dado demasiado bien los mercados, de ningún tipo, desde los de trabajo hasta los de emparejamientos. Porque en los mercados tienes que intentar convencer a la otra parte de que lo mejor que puede hacer es comprar tu producto, comprarte a ti, que por algo eres "lo mejor que ha parido madre". Como si uno no se conociera lo bastante como para saber sus múltiples defectos.
Las teorías actualmente aceptadas plantean que los rasgos básicos de nuestra personalidad son fundamentalmente genéticos: eres más o menos introvertido, más o menos neuroticista, es decir, tienes una elevada sensibilidad a los estímulos positivos, o a los negativos, y eso está en tu temperamento, al igual que unas personas tienen facilidad para desarrollar masa muscular, pero no tanto para los deportes de fondo, y viceversa. Como eres como eres, en vez de intentar cambiar para adaptarte al entorno sería mejor buscar un entorno que se adecúa mejor a cómo tú eres. No hay nada malo en ser un oso polar o un lagarto (o lagarta). Pero si eres un oso polar y estás en el Sáhara no podrás prosperar, como mucho, a duras penas, podrás sobrevivir. Y si eres un lagarto(a), e intentas vivir en el Polo, también lo pasarás mal. No te adaptes tú al entorno: busca un entorno al que te puedas adaptar “de manera natural”, y rodéate de personas que te acepten como eres en vez de pedirte que cambies y que seas lo que no puedes ser.
Y, sin embargo, lo que nuestra sociedad nos repite machaconamente que tenemos que hacer es justo lo contrario: no hay nada que sea imposible si de verdad lo intentas. Tremenda tontería. Habría querido que me tocaran la altura, el pelo rubio y los ojos claros de mi abuelo materno, pero me tocó la bajura y el pelo negro de mi padre. Por más que me machaque en el gimnasio jamás seré una persona de huesos anchos, y mis músculos son de resistencia, y no de fuerza. No es que tenga mal físico: tengo mal físico para jugar al baloncesto o al rugby, pero bueno para correr maratones. Y lo mismo con mi personalidad. Soy de una manera y no de otra. Claro que la sociedad valora unas maneras y desprecia otras, los fornidos jugadores de fútbol o baloncesto se quitan los ligues de encima y los maratonianos nos hemos tenido que pasar la vida aguantando desprecios por estar demasiado flacos. ¿Y el trabajo? Yo elegí uno, el académico, porque pensaba que se trataba de intentar pensar más que de vender, de venderse, y ahora nos dicen que la academia también es un mercado, que no importa todo lo que hayas leído o que sepas escribir si no te sabes vender.
¿Se puede cambiar? Pues no, como mucho, lo que puedes hacer es, durante un tiempo, esforzarte por cumplir con unos mínimos que te garanticen la aceptación. Si tienes físico de fondista no tiene sentido que hagas ejercicios de fuerza para desarrollar los músculos de un(a) culturista. Hazlo para que tus músculos tengan la fuerza suficiente, por ejemplo, para correr un maratón. Y lo mismo con las cualidades psíquicas: por más que ahora nos digan que todos debemos ser competitivos y esforzarnos en mejorar, hay quienes sencillamente preferimos ser competentes y, en lo que quiera que sea que hagamos, disfrutar. No es verdad que puedas ser todo lo que te propongas, ni que quien no logra lo que se propone es tan porque no se esfuerce lo bastante. Sé quien puedas ser, porque quizá las circunstancias no te permitan serlo, no siempre se puede. Quizá lo que sí se puede siempre es hacer las paces con el hecho de que eres como eres, y no como tus padres, tus tíos, abuelos o quien fuera hubiera querido que fueras, y de que te han tocado las circunstancias que te han tocado, y no las que quizá, en un mundo ideal, tú habrías querido tener. En resumidas cuentas: vive como eres, y no como te han dicho que deberías ser. Sé quién puedas ser.
Comentarios
Publicar un comentario